¡Pero
qué majo es mi Jefe!, siempre dispuesto
a escucharme, a echarme una mano, a resolverme cualquier problema… me
comprende, comparte su tiempo conmigo, es sensible a mis necesidades. ¡Qué
suerte he tenido!
Si
su Jefe está situado en la franja insana (de la
que se ocupa este post), pregúntale dos años más tarde…
Los
Jefes “Hoy por ti, mañana por mí” -también
conocidos como Mr/Mrs. “No te preocupes
que yo te ayudo”- pertenecen al Eneatipo 2 y parecen haber nacido sabiendo qué tecla
tocar para hacer que te sientas único e importante; emocionales,
sumisos y optimistas, su
entorno es para ellos como el espejo de la Madrastra de Blanca Nieves, lo que al
mirarse vea reflejado en él será la verdad absoluta. Llevan un barómetro de
opinión incorporado, constantemente activado valorando su popularidad, su
influencia, su aceptación. Para conseguir mantenerla o aumentarla harán cualquier cosa por dar, con el único fin de recibir.
¿Qué es lo que vemos?
1. Son como imanes, tremendamente seductores. Aparentan disponer de todo el tiempo del
mundo sólo para ti porque tú eres un ser especial. Si tienes al niño enfermo “quédate en casa y
llámame si me necesitas”; si se te ha averiado el coche “no te preocupes,
yo paso a recogerte”; con esta puesta en escena expanden por la Organización
el halo de tipo majo, que entiende a todos y a todos escucha.
El
altruismo aparente queda desdibujado cuando rascas un poquito; necesita que
tengas esa opinión de él para atraparte en su red; entiende la vida como una
cadena de favores, y aunque no lo explicite, espera que en algún momento
también tú saldes las deudas contraídas ayudándole
en aquello que te pueda pedir, sea lo que sea y estés o no de acuerdo. Y tú que
pensabas que te los “regalaba” si no los devuelves le decepcionarás
profundamente.
2. Necesitan ser el centro de
atención. Son “el muerto en el
entierro, la novia en la boda y el niño en el bautizo”. Su agenda diariamente estará
cargadita de reuniones – fijadas e improvisadas-, comidas, actividades
deportivas… de la mañana a la noche al servicio de los demás –especialmente disponibles
para los que ostentan el poder-.
Con
tanto trajín es normal que acaben exhaustos algo que les encanta difundir y
además con todo tipo de detalles “estoy agotado, ayer me acosté a las 3 de la mañana; terminé
un informe para Carlos, el Jefe de Contabilidad – el pobre estaba atascado-
después de un día de locos: reunión a las 8 en la sede de la compañía, comida
con los súper jefes a las 3, partido de tenis con el equipo que hemos formado
con los de RRHH…” también tú
acabarás cansadísimo escuchándoles, tienen una cierta tendencia a la verborrea.
3.
Aspiran a ser un Seven Eleven:
resolverán cualquier tema a cualquier hora, sea o no de su ámbito competencial;
les obsesiona estar permanentemente localizados,
reparten su número de teléfono como si de rosquillas se tratase.
Mientras
estéis reunidos, su móvil no parará de sonar, interrumpirá la reunión varias
veces para leer los mensajes y correos electrónicos que le lleguen; es más, si recibe alguno de
alguien importante en la empresa, diciendo por ejemplo que quiere fijar una
cita, soltará el móvil, suspirará y os
dirá “madre mía,
de verdad que lo siento, tenemos que dejarlo aquí; el Director acaba de enviarme
un mensaje, quiere verme ahora mismo; seguro que ha surgido un problema y
necesita resolverlo conmigo”
saldrá por la puerta como alma que lleva el diablo y os dejará
plantados.
No
les pidas que sigan un orden del día en las reuniones o que planifiquen y resuelvan
metódicamente los asuntos pendientes de su equipo. Funcionan mucho con el “aquí
te pillo, aquí te mato”. Sacar brillo a la casa de los demás es más importante
que quitar las telarañas de la suya
4. Les encanta pastelear, andar de aquí para allá regalando favores e intentando con ello
construir la imagen de Tótem que debe ser adorado por los círculos más
selectos. Para ser felices no les basta con buscar y encontrar la complicidad
de esos círculos sociales VIP’s, el resto del mundo ha de conocerlo.
5. Gacetas
informativas. Si quieres saber qué es lo que se cuece en tu empresa,
pregúntales y con poco esfuerzo te enterarás. Serán más o menos explícitos en
función de su nivel insano: desde el que cuenta con pelos y señales todo lo
suyo y lo ajeno, hasta el que suelta frases codificadas sólo para abonados. Si
quieres mantener tu intimidad a salvo, ni se te ocurra hacerle partícipe de
ella, aunque sólo sean pinceladas…construirá un lienzo y lo expondrá.
6. Organizador de la vida ajena. No creas que tardará mucho en darte consejos e indicarte cuales
han de ser tus prioridades y necesidades vitales. Si todo en tu vida marcha
bien, no te preocupes, ya se encargará de generarte algún conflicto para poder
ser tu Gurú. Lo mismo hará en su ámbito de responsabilidad: los problemas si no
existen, han de crearse para poder presentarse una vez más como el salvador/a
del mundo.
5. Quejicas. Si buena parte del día la pasan haciendo
cosas por y para otros, el resto lo dedican a quejarse de lo poco que reciben,
de lo injusta que es la gente, del nulo
valor que dan a sus esfuerzos…Le deben mucho y son unos ingratos, ¡que lo
sepas!
6. Tremendamente celosos. Si te consideran importante por el motivo
que sea: tus conocimientos, tus relaciones dentro del equipo… debes saber que
no dejará, bajo ningún concepto, que te relaciones fuera del círculo que
controla con el fin de controlarte a ti: deberás tomar el café con el/ella
cuando el/ella quiera, informarle de cada movimiento, justificar cada llamada;
si eres de los que te gusta ir por libre, lo vas a tener francamente difícil.
7. Se sienten superiores,
indispensables; no es infrecuente que sus áreas de
responsabilidad tiendan a una cierta desorganización y carencia de autonomía de
sus colaboradores. Todo lo tienen que revisar, dar la última palabra; recuerda
que actúan como un Oráculo, sólo ellos saben
qué hacer, en qué momento y de qué manera y no aceptan que nadie del equipo les
pueda hacer sombra. Si eres brillante no esperes formar parte de proyectos importantes;
jamás se pondrán en marcha tus iniciativas.
8. Gestiona el equipo como al resto
de personas en su vida: “hoy por ti,
mañana por mí”. Sus criterios
nunca serán claros, ni iguales para todos sus colaboradores, lanzando
constantemente el mensaje: “si te portas bien conmigo, tendrás tu recompensa”,
como si de azucarillos se tratase. Penoso.
9. En situaciones de
estrés se vuelven más enérgicos, agresivos, implacables y controladores. Darán órdenes
incuestionables, no permitirán que levantes la cabeza del teclado mientras
ellos mariposean. Son en estas situaciones en las que pedirá que saldes todas
tus deudas… el mejor momento para decir no ¿verdad?
Según el
Eneagrama… ¿Por qué actúan así? Lo que no vemos
En
la infancia, por el motivo que fuere,
interiorizaron que si querían conseguir la atención y el amor de su entorno
familiar y social, debían ser niños sumisos, dóciles, que ayudaban en las
tareas domésticas, en el cole, a los vecinos; siempre pendientes de lo que el resto del
mundo quisiera dejando de lado sus propias necesidades, tan de lado que ahora
no las encuentran.
Su
miedo básico es no ser queridos ni aceptados; para contrarrestarlo en vez de
proyectar lo que realmente son, adoptan una personalidad camaleónica, mutable,
lo que les genera una gran inseguridad. Y es precisamente esa inseguridad la que
intentan maquillar con grandes capas de conocimiento, actitudes y sobre todo
espíritu de ayuda, diciéndose a sí mismos “pero vamos a ver, ¿quién es incapaz de querer a una persona
que te resuelve la vida?”
Llevan
tanto tiempo siendo lo que los demás quieren que sean y buscando ser necesitados,
que muchos se han perdido en el viaje, ya que para hallar la seguridad han
elegido el camino más difícil.
No
puedes gustarle a todo el mundo. Siempre defraudarás. Si das esperando recibir en
la justa medida, seguro que tus expectativas no se verán cumplidas y acarrearás
grandes toneladas de frustración.
Pero
ellos… simplemente no lo aceptan, no saben cómo hacerlo.