sábado, 28 de septiembre de 2013

#M4M: Todos para uno, uno para todos.




Esta es la historia de Mateo, un niño especial, muy especial.  

Esta es la historia de unos padres que no se derrumbaron, o lo hicieron justo lo necesario para coger impulso. 

Esta es la historia de una familia que primero estrechó lazos para luego expandir la lazada y que esta acogiera a cuantos quisieran colaborar. 

Cuando Eugenio de Andrés  Socio Director de Tatum Consulting Group pidió mi colaboración, no dudé ni por un instante en apoyar la iniciativa. Por muchos motivos, entre ellos experiencias familiares similares, y la empatía que da llevar trabajando en el entorno sanitario más de veinte años, los últimos en contacto directo con pacientes que diariamente comparten conmigo sus tragedias, que buscan que les escuche, que entienda su sufrimiento; buscan soluciones que muchas veces saben no van a llegar; buscan encontrar ESPERANZA en mi mirada o en mis palabras. 

Porque la de Mateo es sin duda una historia de ESPERANZA y ESPERANZADORA, que ha puesto de manifiesto


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Que no son higos, que son brevas


Cada año desde hace unos cuantos, veraneo en el mismo pueblo costero; me gusta la cotidaniedad, el sabor local, la playa poco masificada, los helados en el paseo marítimo y las estupendas tapas en el chiringuito de la playa viendo cómo el sol se posa sobre el mar en calma.

Cada año como si de una tradición se tratara, compro en un puesto del mercado, una brevas estupendas que para quien las vende son los mejores higos de la comarca; y cada año cuando regreso a surtirme de más provisiones y cuando con una estupenda sonrisa el vendedor me pregunta “qué, ¿le gustaron los higos?”, se inicia la discusión del verano: él, erre que erre con que son higos y yo –que cabezota soy un rato y que en mis años de infancia me empaché de los unos y de las otras- no paro de repetir que son lo que son, unas estupendas brevas, por su sabor y textura. 

Cada año salgo exhausta de la batalla dialéctica, con un mal rollo tremendo porque he perdido un tiempo estupendo en defender ¿unas supuestas brevas? ¿Y lo discuto con un entendido en la materia?

Absurdo.

miércoles, 31 de julio de 2013

8 características del Jefe “Don Perfecto"


Convivir con un Jefe de este tipo (Eneatipo 1) es complicado; si se sitúa en la franja insana, en la zona más oscura de su personalidad puede convertirse en castrador: aguantar controles exhaustivos, críticas feroces y ese perfeccionismo extremo… viendo en su mirada como la bilis le llega a la garganta, y cómo haciendo gala de un autocontrol que para sí lo hubiera querido RoboCop suelta con aparente indulgencia cargada de ira soterrada “déjalo, lo has intentado, ahora me ocupo yo” que daña más, mucho más porque no deja espacio para las explicaciones.
A estos Jefes les adorna una cintura de mamut que no les permite adaptarse al cambio, por pequeño, productivo y necesario que este sea. Tienen que tener todo, absolutamente todo, bajo control; esa sensación es lo que les “sostiene” tanto en el puesto (y no por mucho tiempo) como en la vida.
Viscerales, sumisos y eficaces, de haber podido decidir, hubieran elegido trabajar en la soledad más absoluta ya que nadie hace las cosas mejor que ellos,  pero dado que la vida les ha planteado una prueba tan difícil -la de coordinar un equipo de colaboradores- se comportará con ellos en el mejor de los casos como Maestro Yoda, y en el peor anulando cualquier iniciativa y autonomía.
 ¿Qué es lo que vemos? 

sábado, 1 de junio de 2013

El aparente viaje a ninguna parte.


Sergio pasó por una etapa laboral difícil y realmente aterradora; cada vez que quedábamos veía cómo se apagaba, cómo su mundo giraba alrededor de la pesadilla en la que vivía y que le asfixiaba. Se le veía derrotado, deprimido, hundido en una espiral de sufrimiento que no le permitía tomar impulso; simplemente se había rendido. Estaba tan noqueado que a pesar del dolor creía que esa vida era la única que podía vivir; que debía seguir esforzándose en mantener un puesto de trabajo que olía a moho.
Cuando el final llegó con el despido oportuno, Sergio quedó hecho una piltrafilla, sólo quería hibernar. Como amiga compartí con él todo su viaje interior y con su permiso ahora lo hago con vosotros.

¿Te gusta lo que ves en el espejo cada mañana? -me preguntó un día- Hacía tanto tiempo que no me miraba en él que casi había olvidado mi imagen; ahora suelo quedarme plantado frente a mi reflejo analizando si ese tipo que me mira soy yo o es un extraño. No le entendí. 

Dos meses después Sergio seguía anclado en la primera etapa de su viaje sumergido en la autocompasión y centrado en la tremenda injusticia que se había cometido con él: “Me lo han robado todo: salud,   tiempo dedicado a mi familia, mis conocimientos… todo; me han usado y tirado como una colilla, me siento un inútil, un fracasado.  Le escuchaba; cada vez que necesitaba hablar –y era a menudo- estaba ahí; formaba parte de la red emocional que en esos momentos le sostenía corrigiendo los mensajes autodestructivos que se lanzaba. 

Transcurridos cuatro meses Sergio se había mirado tanto en el espejo que aunque todavía apagado me dijo mientras devorábamos un plato de pasta: “ He analizado una y otra vez todo lo que pasó, y ¿sabes?, es cierto que mi postura no ayudó en la nueva etapa; me enroqué y actué de manera equivocada; pero también es cierto que lo tenía controlado, el equipo estaba motivado –siempre fui un buen gerente de proyectos y de equipos- sinceramente, creo que estaba fuera desde hacía mucho tiempo y no lo supe ver”. 

Sergio se había parado (le habían parado) y había mirado en su interior. Ahora era capaz de reconocer sus fortalezas y debilidades. Comenzaba a aceptar lo sucedido. Estaba iniciando la segunda etapa del viaje, avanzaba en el autoconocimiento y se despegaba del problema para ver la situación con cierta perspectiva. 

Fue por entonces cuando le regalé el cuento que había escrito para mi hija, “Lucas y las gafas mágicas”, unas gafas que permitían a quien se las ponía ver todo lo que le rodeaba de manera distinta. 

Una noche transcurridos los nueve primeros meses, me telefoneó para decirme: Tal vez ha llegado el momento de dar un golpe de timón; hemos hablado mucho de esto en el pasado ¿recuerdas cuando compartíamos nuestros sueños, en mi caso montar mi propio despacho, estar un año fuera, en Estados Unidos, dedicar parte de mi tiempo a la docencia..? pues creo firmemente que he de intentar que alguno se haga realidad. Al menos ahora sé lo que no quiero y mientras pueda, intentaré huir de ello como de la peste.  

Sergio llegaba a la tercera etapa: la reconstrucción de los sueños rotos, el volver a sentir ilusión cada mañana al levantarte.  

A partir de ese día nuestras conversaciones tomando café ya no giraban en torno al pasado sino a la viabilidad de sus proyectos, esto es, el futuro. Sergio sonreía más frecuentemente aunque aún lo hacía con los ojos tristes y la angustia de quien le pide a su familia esfuerzo, comprensión y renuncias. 

Pasó de estar desocupado a tener la agenda llena: tiempo dedicado a reciclarse, tiempo dedicado a ampliar su red de contactos, tiempo dedicado a buscar financiación, tiempo dedicado a diseñar su proyecto; tiempo dedicado al fin y al cabo a poner piedras para edificar su nuevo futuro profesional.  

Un año y medio después del tremendo zarpazo, Sergio concluía la última etapa: la de los fracasos superados y los proyectos iniciados; me invitó a cenar pero antes pasamos a visitar su despacho compartido con otros profesionales en una céntrica calle de Madrid: “Bienvenida a la República Independiente de mi casa, desde aquí ¡voy a comerme el mundo!, bueno, si me dejan”. Atrás quedaban los días amargos y sin luz. “Es curioso cómo nos ponemos cadenas alrededor del cuello que nos pesan, que nos oprimen, y encima damos las gracias porque somos afortunados de llevarlas. Ahora no sé con cuánto dinero voy a contar a final de mes, hemos tenido que malvender el Audi y la casa; nos hemos trasladado a un piso de alquiler… todo realmente ha sido muy duro, pero me siento liberado y María y los niños también; ahora nuestra vida se centra sí o sí en el presente al que todos nos tenemos que adaptar; ciertamente siento que el control de mi vida está en mis manos; he recuperado la libertad y eso, Isabel, ¡no tiene precio!. Sí, se le veía feliz, muy feliz. Fuimos a celebrarlo. 

Sergio afortunadamente consiguió salir ileso de su travesía, aquella que había iniciado aparentemente hacia ninguna parte ya que no veía salida ni futuro, tan sólo un tremendo agujero negro de desolación y con la que consiguió llegar a su Isla del Tesoro. Le quedaba muchísimo por hacer y no se engañaba: sabía que el camino que había elegido no iba a ser precisamente de rosas sin espinas, enlosado y por el que pasear pausadamente. Pero había conseguido levantarse y seguir peleando. A muchos otros en su misma situación les había dejado en el camino, hundidos por tremendas tormentas que les hicieron naufragar y perder el rumbo.  

Espero que no sea tu caso. Si es así, esta es mi humilde sugerencia: regresa a la casilla de salida, reconstruye tu nave, compra una buena brújula que siempre te recuerde donde está el norte, elimina de tu equipaje lo que no siendo imprescindible pese demasiado, elige bien a la tripulación que ha de acompañarte y vuelve a intentarlo.

Estoy segura de que con rasguños y tiritas en el ego y en el corazón, al final de tú viaje serás más fuerte, serás más sabio.

 Que los vientos te sean favorables

jueves, 16 de mayo de 2013

Ya lo decía Epicuro: objetivo vital = alcanzar la Felicidad



Si este filósofo de la Atenas del siglo IV a.C. escuchara de alguno de nosotros la famosa frase “el dinero no da la felicidad pero ayuda a conseguirla” no sé si sonreiría o diría seriamente “¡qué poco han aprendido!” 

Ciertamente, ya que el significado de la misma dista mucho de su planteamiento filosófico que ahora, deshidratado e interpretado con un criterio muy personal –espero que los realmente entendidos en el tema perdonen la simplicidad y sean benévolos con las incorrecciones-, comparto con vosotros. 

Para Epicuro el principal objetivo en la vida debía de ser alcanzar la Ataraxia, la Felicidad, un estado de placer sereno, reposado y duradero. ¡Ahí es nada!

Mantenía que:

No sabemos lo que nos hace felices.

      No siempre deseamos lo que necesitamos.        

Al no entender lo que realmente nos hace ser felices buscamos sustitutivos (comprar, tener poder, tener dinero, posesiones…).

Epicuro defendía que existen dos grandes bloqueadores que nos alejan de ese estado de serenidad y plenitud no permitiendo por tanto que seamos felices:


1.      Nuestros miedos. Identificaba el miedo al dolor, a la muerte, a los dioses y al destino (cierto que algunos han cambiado, pero hemos incorporado otros igual de limitantes). 

Su receta para minimizarlos -> el TETRAFARMAKON  

-         No hay que tener miedo a la muerte. Mientras vives la muerte no existe, cuando mueras dejarás de existir ¿para qué angustiarse con algo que no existe?

-         El dolor es pasajero y soportable, si fuera intenso y permanente causaría la muerte.

-         Los dioses, si existen, están demasiado ocupados y son demasiado importantes para emplear su tiempo en controlarnos y en estar pendientes de nuestras vidas.

-         El destino no está escrito. Cada uno de nosotros dirigimos nuestras vidas y construimos nuestro futuro.


2.      Los deseos/placeres que intentamos satisfacer a toda costa y que él clasificaba en: 

-  Naturales y Necesarios básicos para vivir: comer, beber, ...

 Naturales y No Necesarios, variaciones superficiales de las anteriores: comer bien, vestir bien...

No Naturales y No Necesarios, generados por la publicidad, por  las opiniones de los demás: poder, riqueza…; el obsesionarse con estos últimos es lo que, según el filósofo, nos producirá a la larga dolor en el alma, alejándonos de la ansiada Ataraxia.


Para ser feliz Epicuro proponía una fórmula aparentemente sencilla:

 (A)+(B)+(C)+(D) = INGREDIENTES PARA ALCANZAR LA FELICIDAD, donde:

(A) = Cultivar la amistad, de manera intensa. Compartir mesa y mantel, ideas y temores. Rodearte de personas que quieres y que te quieren.

(B) = Intentar ser libres, no dejar que las opiniones de los demás nos limiten e interfieran indicándonos que es lo que debemos hacer; no permitir que nos generen necesidades superfluas.

(C) = Ser prudentes a la hora de calcular los placeres/deseos que queremos satisfacer y los que es mejor rechazar, para lo que es imprescindible tener clara la naturaleza de los mismos y si la necesidad que sentimos es real/natural o inducida.

(D) = Reservar tiempo para la reflexión/meditación, para analizar desde la serenidad nuestra vida, lo que marcha bien y mal, lo que nos preocupa, lo que tenemos y lo que queremos realmente alcanzar.

No parece complicado ¿no?

Pues eso, ¡a poner en práctica estos principios e incorporarlos a nuestro diario! Mal no nos va a hacer y ¡quien sabe!, tal vez alcancemos así, sin darnos cuenta, la Ataraxia, que al fin y al cabo con diferentes nombres es lo que todo hombre busca y pocos alcanzan.

Fuente de la fotografía: http://365palabras.blogspot.com.es/

lunes, 11 de marzo de 2013

Planifica acciones, ponlas en práctica y analiza el resultado. Practicando STOPP SPA (IV)


Antes de continuar trabajando en las últimas etapas del Método STOPP SPA, repasemos lo que hemos aprendido hasta el momento:

En Y tú ¿cómo te enfrentas a los conflictos?" conocimos las diferentes posturas adoptadas ante los conflictos que nos rodean.

"Identificar sentimientos" nos ayudó a analizar qué emociones y sentimientos nos suscitaba el recrear mentalmente el conflicto y aprendimos que es necesario desarrollar la empatía para tener una perspectiva más global del asunto y así poder abordarlo.

Con los ejercicios propuestos en "Analiza el conflicto, define tu meta, diseña acciones" practicamos cómo conocer el origen del problema no resuelto que ahora se ha convertido en conflicto, fijar nuestros objetivos y definir las acciones que dependiendo de nosotros mismos podemos poner en marcha para conseguirlos.

 Si es así, continuemos con el resto de fases:

 S T  0  P              S   P  A

                 P     PREVEER el resultado de las acciones

En este momento tenemos identificadas esas acciones que queremos activar para acercarnos al objetivo deseado. Pero no basta con hacer una lista, comenzar a desarrollarlas y ver qué pasa, ya que el resultado puede sorprendernos para bien o para mal y “pillarnos” desprevenidos.

Por eso es importante que medites detenidamente sobre las repercusiones que tendría la puesta en marcha de cada una de ellas, anticipándote a su resultado. Con esto ganarás en seguridad. Para que sea efectivo, has de mirar cada alternativa desde todas las perspectivas posibles.

Alternativa 1 (prepara una ficha para cada acción)
¿Qué pasaría si haces lo planteado?
¿Cómo reaccionaría la otra parte?
¿Cómo afectaría al resto de personas implicadas? ¿Cómo reaccionarían?
¿Qué podrías obtener, a corto, medio y largo plazo? ¿Qué perderías?

 S T 0 P P         P  A

                S SELECCIONAR la mejor alternativa

Una vez analizadas todas las opciones, ordénalas y priorízalas; es posible que a la vista de los efectos esperados, descartes más de una. No pasa nada. Mejor medir nuestras fuerzas antes de entablar batalla y que desfondarnos en mitad de la misma. Concéntralas en las que a priori tengan una mayor probabilidad de éxito.

De todas ellas, elige la que vas a desarrollar en primer lugar  y deja el resto en la retaguardia. Recuerda que lo realmente importante es conseguir tu objetivo.

S T 0 P P       S     A

                    P PLANIFICAR su puesta en marcha

 Si ya tienes elegida esa primera opción, ahora debes planificar con cuidado cómo y cuándo vas a activarla.


En tu caso concreto, una vez ordenadas las opciones, plantéate
¿Cuál crees que es la mejor para alcanzar tu objetivo?
¿Cuáles son los principales obstáculos que crees se podrían presentar? ¿Son salvables y asumibles?
¿Cómo la vas a poner en práctica? ¿Cuándo?
Si al hacerlo no consigues el resultado esperado ¿qué podría pasar? ¿cómo vas a reconducir la situación?
Si la primera acción fracasa, a la vista de su resultado ¿crees que puedes activar el resto de opciones? ¿Es mejor esperar y reformular el objetivo?

Si has realizado correctamente los ejercicios, tendrás identificadas las consecuencias -siempre existe un espacio más o menos amplio para la sorpresa-, eso ha de darte pistas sobre cuando plantearla y como hacerlo. Una vez más, prepárala, practícala antes de presentarte ante la otra parte y anticipa qué harías o cómo reaccionarías si las cosas no salen cómo pensaste que podrían resultar.

La última fase de este Método, no deja de ser un punto y seguido.

S T 0 P P        P  
                       A    ANALIZAR el resultado

Tal vez no hayas logrado tu objetivo, es posible que el conflicto no se haya resuelto, incluso, quien sabe, sea más virulento. Bien, de los errores nuestros y ajenos se puede y debe aprender.

Sea cual sea el resultado obtenido, analiza qué elemento/s no tuviste en cuenta, qué salió mal, qué planteamiento fue el equivocado; tal vez el objetivo era inalcanzable y no lo quisiste ver, te enrocaste; o fueron las formas y no el fondo las que no funcionaron.

Es importante tomar nota de lo que ha fallado para no repetirlo y de lo que nos ha funcionado para reeditarlo cuando así lo necesitemos.

Tras esto ¿qué?.... pues a seguir perseverando, perfeccionando y aprendiendo.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Analiza el conflicto, define tu meta, diseña acciones. Practicando STOPP SPA (III)


En el anterior post trabajamos cómo identificar las emociones y sentimientos que nos genera la recreación mental de un conflicto. Hoy seguiremos avanzando. 

S      0   P    P           S  P A

     T   Reconocer que TIENES un problema por resolver.

Dirás… “Hombre, reconocer que tengo un problema es lo que me ha llevado a interesarme por la lectura de estos artículos, no me vengas ahora con esto de identificar algo que es obvio”.
Cierto, y el hecho de admitir su existencia ya es un gran paso. Pero para que sea efectivo tienes que avanzar un poco más.

En esta segunda etapa has de trabajar el problema una vez más –y eso es lo realmente difícil- intentando ser objetivo.  

Ahora visualizas el conflicto como una bomba a punto de estallar; es posible que no sepas exactamente cuando comenzó a gestarse, o creas que su origen es uno y no otro; tal vez te sorprenda descubrir que comenzó mucho antes de lo que pensabas o que tú, con aquella mirada, aquel silencio, aquella palabra, iniciaste la madeja en la que hoy se ha convertido.

Por eso es de suma importancia identificar el germen del conflicto, qué, cuándo, cómo y quién lo originó, sin buscar culpables. 

Imagina que estás viendo una película; repasa a cámara lenta el desarrollo del conflicto; rebobina y pulsa el stop cuando creas que has encontrado el punto inicial de fricción. 

¿Qué pasó?
Anota tus reflexiones
Intenta describir de manera minuciosa la sucesión de los acontecimientos; analiza el antes, el durante – haciendo especial hincapié en el momento crucial del estallido silencioso del conflicto- y el después. Céntrate en hechos no en lo que éstos te hicieron/hacen sentir.


  S   T      P    P           S   P   A

           O  Definir qué OBJETIVO/S quieres conseguir.

Sin duda es una de las etapas más importantes en toda negociación. Si no sabemos lo que queremos alcanzar, daremos tumbos.  
Antes de sentarnos frente al otro debemos tener claro qué es lo fundamental para nosotros, en qué aspectos podemos ceder y qué estamos dispuestos a incorporar. 
El punto de llegada ha de estar bien marcado en el mapa;  los caminos para alcanzarlo podrán variar. 

En esta fase define de manera contundente y realista qué es lo que quieres conseguir o solucionar, cuales son tus metas y también tus mínimos, aquello que sí o sí no será negociable. Para ello:

¿Qué quieres realmente conseguir?
Anota tus reflexiones
Sé conciso. La exposición de ideas breves suele ayudarnos a centrar las discusiones.
“quiero participar en este proyecto”, “quiero asistir a un curso”, “quiero aclarar mis funciones”, “quiero que se cumplan los plazos”, “quiero compartir responsabilidades”, “quiero que me ayude”, “quiero llegue a su hora”

Te sugiero que:

  1. Comiences por una meta pequeña; cuando domines el método podrás ampliar tus objetivos.
  2. Incorpores a tu discurso -tomando como punto de partida la fase anterior- cómo te hubiera gustado que sucedieran las cosas en el pasado, incluso cómo quieres que se desarrollen en el futuro. Estas reflexiones serán una excelente introducción en vuestra “conversación pendiente”.
  3. Si del análisis anterior concluyes que el conflicto es irresoluble, en esta fase y las que siguientes, has de centrarte en minimizar el impacto que éste tiene en ti. 

S   T    O       P         S     A 

  P  PENSAR qué acciones puedes poner en marcha. 

Tienes claro tu objetivo pero ¿sabes qué hacer para conseguirlo?.  

Si a la negociación llegas con un montón de exigencias, una meta estupenda por alcanzar y  sin alternativas de colaboración… mal vamos. 

En esta fase has de plantearte muy seriamente qué vas a poner encima de la mesa para alcanzar TU objetivo: acciones realistas cuya consecución dependa fundamentalmente de ti (tu parte de esfuerzo). 

Por ejemplo si quieres asistir a un curso muy específico, que ya has solicitado y te ha sido denegado generando una gran tensión; en la próxima reunión con tu responsable tal vez puedas proponerle recuperar horas de trabajo; preparar una sesión interna de formación para el resto de colaboradores de tu departamento o presentar una ponencia conjunta sobre el tema (interna o externa)… ¡a ser persuasivo!

Si presentas tu objetivo como interesante y atractivo para la otra parte, tendrás un buen trecho ganado. 

¿Qué acciones puedes poner en marcha para conseguir tu objetivo?

¡Ojo! Aún estamos definiendo medidas, nos queda evaluar los posibles resultados de cada una de ellas; elegir la mejor, diseñar su puesta en marcha y cerrar el ejercicio con la evaluación final…. Pero eso será en el próximo post. Mientras tanto sigue practicando.


lunes, 11 de febrero de 2013

Identificar Sentimientos - Practicando STOPP SPA (II)


Te levantas temprano, no has podido dormir dando vueltas y vueltas a cómo conducir la reunión que tienes con un colega a las 10…

“De hoy no pasa; si vuelve a decirme que el informe está incompleto, me levanto y le dejo más plantado que una seta; ¡qué se habrá creído el muy cretino!; claro que seguro que no dice nada in situ para ir luego con el cotilleo de turno; como aquella vez; sí, estoy seguro que fue él el que propagó el rumor sobre la extinción del contrato”.

Comienzas a calentar motores; te tomas el café y ni lo saboreas: los nervios se han agarrado a tu estómago y están en fase de centrifugado; subes al coche y durante el trayecto, mientras conduces, continuas con la charla virtual:

 “La verdad es que no lo soporto; es maleducado, emocionalmente dependiente, estoy harto de escucharle; le voy soltar a la cara que nunca me gustó  su actuación en el proyecto; de hoy no pasa; ¡se acabó!”.

 Llegas a la oficina “calentito” y entras en la sala de reuniones ¡de un relajado!….

¿Te suena?

En nuestro cerebro almacenamos horas y horas de charlas no mantenidas con amigos, familiares o compañeros, sobre agravios supuestamente cometidos por el otro hace tiempo; los rumiamos y rumiamos, incluso mentalmente los resolvemos, pero nos cuesta pasar a la acción; consumimos cantidades industriales de energía en hacer nada; generalmente evitamos el conflicto; preferimos diferirlo hasta que un buen día…
                          …salta por los aires y nos enfrentamos a él con armas deleznables: manejados por nuestras emociones (ira, rabia, miedo…), olvidando lo que realmente queríamos solucionar y por tanto dejando el conflicto una vez más inconcluso.

Aún gestionando los problemas de manera distinta (recordad el primer post dedicado a este método Y tú ¿como te enfrentas a los conflictos?”) generalmente las emociones están demasiado presentes en el campo de batalla cuando deberían estar “colgadas en el perchero”.
 

Aprender a sentir, entender, controlar y modificar nuestros estados de ánimo”, como dice David Goleman, es desarrollar nuestra inteligencia emocional; el Método STOPP SPA (nombre compuesto por las iniciales de las 8 fases que lo integran) no es otra cosa que poner en primer plano la gestión de esas emociones, separar el grano de la paja y resolver los problemas afirmando que existen, que deben concluir y también -por qué no decirlo- aceptar que algunos no tienen solución.

El objetivo de esta  serie de posts no es otro que darte pequeñas pautas de cómo ponerlo en práctica, y por lo tanto requieren de tu participación.

Antes de seguir leyendo, coge lápiz y papel.  

¿Ya los tienes? Pues si tú quieres comenzamos con la primera fase.

     T   0    P   P          S   P   A

S      Identificar los SENTIMIENTOS que te produce el conflicto.

1º) Visualiza la situación que quieres resolver. ¡Cuidado! No mezcles varios conflictos. Si la fase de incubación ha sido demasiado larga puede que sean varios los problemas que se superponen; es importante diferenciarlos ya que no todos se solucionan de la misma manera.

 - Intenta discernir y separar cada uno de los conflictos no resueltos que ahora forman parte aparentemente de un único problema.

-  Elige uno y deja que aparezca en tu mente.

- Recrea la situación durante unos minutos. Cuanto más nítidas sean esas imágenes mentales más reales serán las emociones que suscitan.

- Permite que las emociones y sensaciones aparezcan. No las reprimas ni justifiques, simplemente deja que fluyan.
 

¿Qué sientes?
 
“siento ira”, “siento que el miedo me paraliza”, “me pongo muy nervioso”, “siento pena”, “la incertidumbre me angustia”, “siento impotencia”, “me siento ninguneado”, “siento enfado”, “siento rabia”, “siento apatía”….
 
Anota los tuyos:
¿Qué efecto producen?
 
“me sudan las manos”, “me duele la cabeza”, “siento mariposas en el estómago”, “tengo ganas a llorar”, “me gustaría gritar”, “me paralizo”, “me siento cansado”,…
 
Anota los tuyos:
 

2º) Ahora viene lo difícil: ponerte en el lugar de la otra parte implicada. Observa el problema desde su posición e intenta empatizar.

 
¿Cómo crees que se siente?
 
“se siente amenazado”, “se siente abrumado”, “la situación le sobrepasa”, “siente que ha perdido el control”, “siente miedo” “se siente vulnerable” “siente pánico”, “siente envidia”, “siente odio”, “está confuso”, “se siente defraudado”…
 
Anota tus reflexiones
¿Por qué?
Reflexiona sobre los motivos que influyen en esas emociones/sentimientos.
 
 
Para completar el ejercicio os propongo que veáis los siguientes vídeos:


 
 

 

  
Bien, ya sabes cómo poner en práctica la primera fase del Método STOPP SPA. En el próximo post continuaremos trabajando. Mientras tanto practica.

domingo, 27 de enero de 2013

9 características del Jefe “Hoy por ti, mañana por mí”


¡Pero qué majo es mi Jefe!, siempre  dispuesto a escucharme, a echarme una mano, a resolverme cualquier problema… me comprende, comparte su tiempo conmigo, es sensible a mis necesidades. ¡Qué suerte he tenido!

Si su Jefe está situado en la franja insana (de la que se ocupa este post), pregúntale dos años más tarde…

 Los Jefes “Hoy por ti, mañana por mí” -también conocidos como Mr/Mrs. “No te preocupes que yo te ayudo”- pertenecen al Eneatipo 2 y parecen haber nacido sabiendo qué tecla tocar para hacer que te sientas único e importante; emocionales, sumisos y optimistas, su entorno es para ellos como el espejo de la Madrastra de Blanca Nieves, lo que al mirarse vea reflejado en él será la verdad absoluta. Llevan un barómetro de opinión incorporado, constantemente activado valorando su popularidad, su influencia, su aceptación. Para conseguir mantenerla o aumentarla harán cualquier cosa por dar, con el único fin de recibir.

¿Qué es lo que vemos?

    1.     Son como imanes, tremendamente seductores. Aparentan disponer de todo el tiempo del mundo sólo para ti porque tú eres un ser especial. Si tienes al niño enfermo “quédate en casa y llámame si me necesitas”; si se te ha averiado el coche “no te preocupes, yo paso a recogerte”; con esta puesta en escena expanden por la Organización el halo de tipo majo, que entiende a todos y a todos escucha.

El altruismo aparente queda desdibujado cuando rascas un poquito; necesita que tengas esa opinión de él para atraparte en su red; entiende la vida como una cadena de favores, y aunque no lo explicite, espera que en algún momento también tú  saldes las deudas contraídas ayudándole en aquello que te pueda pedir, sea lo que sea y estés o no de acuerdo. Y tú que pensabas que te los “regalaba” si no los devuelves le decepcionarás profundamente.

2.     Necesitan ser el centro de atención. Son “el muerto en el entierro, la novia en la boda y el niño en el bautizo”. Su agenda diariamente estará cargadita de reuniones – fijadas e improvisadas-, comidas, actividades deportivas… de la mañana a la noche al servicio de los demás –especialmente disponibles para los que ostentan el poder-.

 Con tanto trajín es normal que acaben exhaustos algo que les encanta difundir y además con todo tipo de detalles “estoy agotado, ayer me acosté a las 3 de la mañana; terminé un informe para Carlos, el Jefe de Contabilidad – el pobre estaba atascado- después de un día de locos: reunión a las 8 en la sede de la compañía, comida con los súper jefes a las 3, partido de tenis con el equipo que hemos formado con los de RRHH…” también tú acabarás cansadísimo escuchándoles, tienen una cierta tendencia a la verborrea.

3.     Aspiran a ser un Seven Eleven: resolverán cualquier tema a cualquier hora, sea o no de su ámbito competencial; les obsesiona estar permanentemente localizados, reparten su número de teléfono como si de rosquillas se tratase.

Mientras estéis reunidos, su móvil no parará de sonar, interrumpirá la reunión varias veces para leer los mensajes y correos electrónicos  que le lleguen; es más, si recibe alguno de alguien importante en la empresa, diciendo por ejemplo que quiere fijar una cita, soltará el móvil,  suspirará y os dirá “madre mía, de verdad que lo siento, tenemos que dejarlo aquí; el Director acaba de enviarme un mensaje, quiere verme ahora mismo; seguro que ha surgido un problema y necesita resolverlo conmigo  saldrá por la puerta como alma que lleva el diablo y os dejará plantados.

No les pidas que sigan un orden del día en las reuniones o que planifiquen y resuelvan metódicamente los asuntos pendientes de su equipo. Funcionan mucho con el “aquí te pillo, aquí te mato”. Sacar brillo a la casa de los demás es más importante que quitar las telarañas de la suya
  
4.     Les encanta pastelear, andar de aquí para allá regalando favores e intentando con ello construir la imagen de Tótem que debe ser adorado por los círculos más selectos. Para ser felices no les basta con buscar y encontrar la complicidad de esos círculos sociales VIP’s, el resto del mundo ha de conocerlo.

5. Gacetas informativas. Si quieres saber qué es lo que se cuece en tu empresa, pregúntales y con poco esfuerzo te enterarás. Serán más o menos explícitos en función de su nivel insano: desde el que cuenta con pelos y señales todo lo suyo y lo ajeno, hasta el que suelta frases codificadas sólo para abonados. Si quieres mantener tu intimidad a salvo, ni se te ocurra hacerle partícipe de ella, aunque sólo sean pinceladas…construirá un lienzo y lo expondrá.

    6. Organizador de la vida ajena. No creas que tardará mucho en darte consejos e indicarte cuales han de ser tus prioridades y necesidades vitales. Si todo en tu vida marcha bien, no te preocupes, ya se encargará de generarte algún conflicto para poder ser tu Gurú. Lo mismo hará en su ámbito de responsabilidad: los problemas si no existen, han de crearse para poder presentarse una vez más como el salvador/a del mundo.

5.     Quejicas. Si buena parte del día la pasan haciendo cosas por y para otros, el resto lo dedican a quejarse de lo poco que reciben, de lo injusta  que es la gente, del nulo valor que dan a sus esfuerzos…Le deben mucho y son unos ingratos, ¡que lo sepas!

6.     Tremendamente celosos. Si te consideran importante por el motivo que sea: tus conocimientos, tus relaciones dentro del equipo… debes saber que no dejará, bajo ningún concepto, que te relaciones fuera del círculo que controla con el fin de controlarte a ti: deberás tomar el café con el/ella cuando el/ella quiera, informarle de cada movimiento, justificar cada llamada; si eres de los que te gusta ir por libre, lo vas a tener francamente difícil.

    7.     Se sienten superiores, indispensables;  no es infrecuente que sus áreas de responsabilidad tiendan a una cierta desorganización y carencia de autonomía de sus colaboradores. Todo lo tienen que revisar, dar la última palabra; recuerda que actúan como un Oráculo, sólo ellos saben qué hacer, en qué momento y de qué manera y no aceptan que nadie del equipo les pueda hacer sombra. Si eres brillante no esperes formar parte de proyectos importantes; jamás se pondrán en marcha tus iniciativas.

8.     Gestiona el equipo como al resto de personas en su vida: “hoy por ti, mañana por mí. Sus criterios nunca serán claros, ni iguales para todos sus colaboradores, lanzando constantemente el mensaje: si te portas bien conmigo, tendrás tu recompensa”, como si de azucarillos se tratase. Penoso.

9.     En situaciones de estrés se vuelven más enérgicos, agresivos,  implacables y controladores. Darán órdenes incuestionables, no permitirán que levantes la cabeza del teclado mientras ellos mariposean. Son en estas situaciones en las que pedirá que saldes todas tus deudas… el mejor momento para decir no ¿verdad?


Según el Eneagrama… ¿Por qué actúan así? Lo que no vemos

En la infancia,  por el motivo que fuere, interiorizaron que si querían conseguir la atención y el amor de su entorno familiar y social, debían ser niños sumisos, dóciles, que ayudaban en las tareas domésticas, en el cole, a los vecinos;  siempre pendientes de lo que el resto del mundo quisiera dejando de lado sus propias necesidades, tan de lado que ahora no las encuentran.

Su miedo básico es no ser queridos ni aceptados; para contrarrestarlo en vez de proyectar lo que realmente son, adoptan una personalidad camaleónica, mutable, lo que les genera una gran inseguridad. Y es precisamente esa inseguridad la que intentan maquillar con grandes capas de conocimiento, actitudes y sobre todo espíritu de ayuda, diciéndose a sí mismos “pero vamos a ver, ¿quién es incapaz de querer a una persona que te resuelve la vida?”

Llevan tanto tiempo siendo lo que los demás quieren que sean y buscando ser necesitados, que muchos se han perdido en el viaje, ya que para hallar la seguridad han elegido el camino más difícil.

No puedes gustarle a todo el mundo. Siempre defraudarás. Si das esperando recibir en la justa medida, seguro que tus expectativas no se verán cumplidas y acarrearás grandes toneladas de frustración.

Pero ellos… simplemente no lo aceptan, no saben cómo hacerlo.



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