viernes, 30 de noviembre de 2012

4 Temperamentos en los equipos de trabajo: aprendiendo a motivar a nuestros colaboradores



Imagen: Pixabay


Nuestro temperamento determina en gran medida qué es lo que nos motiva y en qué somos especialmente buenos (nuestras fortalezas). Joaquina Fernández del Instituto Hune (http://institutohune.com)  nos explica en esta píldora formativa cómo podemos motivar a nuestros colaboradores teniendo en cuenta el “humor” que predomina en su temperamento.  

Visto así, gestionar un equipo se convierte en un gran puzzle; para alcanzar el objetivo deseado tanto colectivo como individual debemos buscar las piezas que encajen sin forzar, dando coherencia al conjunto.

Bajo este enfoque lo deseable ante un proyecto concreto es que pudiéramos asignar funciones y tareas a los miembros de nuestro equipo teniendo en cuenta no sólo su posición en la organización, sus competencias técnicas y experiencia, sino también las acciones para las que tienen un talento especial.

Fernández nos propone analizar qué vemos en cada uno de los miembros de ese equipo, qué rasgo es el que define su temperamento, así: 

En el grupo de los extrovertidos (los que recargan las pilas relacionándose con los demás; a los que les encantan los saraos, las reuniones, las fiestas, las charlas; los que actúan rápidamente muchas veces antes incluso de pensar) encontraremos a nuestros colaboradores con temperamento: 

-         Sanguíneo (los happy de la oficina, para los que es superimportante el buen rollo, las relaciones de amistad). Qué les motiva: ser aceptados y queridos por el resto, necesitan relacionarse continuamente con los demás, hablar con ellos. 

-         Coléricos (los eficientes, los que consiguen las metas, los resultados aunque  éstos no sean perfectos). Estarán motivados si se reconoce que las cosas se han conseguido por su actuación, que son brillantes, que sin ellos el proyecto no hubiera salido adelante, que han sido rápidos, que son grandes gestores del tiempo.

En el grupo de los introvertidos (los que recuperan su energía a solas, refugiándose en su interior, los que necesitan tiempo para madurar las ideas y los pasos a seguir) encontraremos a los colaboradores con temperamento: 

-         Flemático (los tranquilos, los pacientes, los que buscan el consenso y llegan a acuerdos). Les motiva estudiar a fondo los asuntos y hacer las cosas bien hechas, sin prisas. 

-         Melancólicos (los analíticos, los observadores, los que tienen que tener los asuntos controlados, atados y evaluados especialmente los aspectos que pueden salir mal). Su mayor motivación es que les dejen tiempo para analizar los pros y contras del proyecto y poder presentar resultados muy solventes. 

Así pues antes de encomendar la conducción de una reunión, la visita a un cliente, la tarea meticulosa de analizar datos para extraer proyecciones, el solicitar el pago atrasado de una factura… sería estupendo poder elegir a aquel que hará su papel de manera “natural” consiguiendo no sólo mejores resultados para el conjunto, sino haciendo que se sienta especialmente válido y valioso para el resto del equipo y reduciendo su estrés.

¿Estas de acuerdo?
 
 
 
 
 
 

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