En este blog ya os he hablado
de la gestión de conflictos y de cómo cada un@ de nosotr@s nos enfrentamos a
ellos. Hoy me apetecía hacerlo sobre los que yo llamo “conflictos frozen”, los que se gestan a base de distancia, posturas
forzadas y silencios aplastantes.
Si alguien a la vista del
conflicto soterrado nos pregunta ¿qué es lo que sucede? no sabremos concretar.
En la relación con esa/s
persona/s los pequeños agravios han ido acumulándose, resquebrajando la
confianza y depositando capas de hielo sobre ella.
¡Eso sí! Nadie podrá decir qué es lo que se debe
arreglar, cual es el conflicto real oculto; simplemente bajo una forzada
capa de helada cordialidad se esconde
un volcán de emociones tóxicas a punto de entrar en erupción que hacen
irrecuperable la normalidad.
En el ámbito laboral, este
tipo de conflicto crea una onda expansiva que acaba alcanzando al resto de
miembros del equipo o colaboradores, quienes ante la presencia de los combatientes
de guante blanco se sienten incómodos compartiendo ese ambiente helado.
Pero lo que realmente
diferencia el conflicto frozen es
que el paso del tiempo imposibilitará resolverlo mediante el diálogo. ¿Por qué?
te preguntarás.
Ahí van 4 posibles
respuestas:
Aparentemente
no ha sucedido nada, no existe una mala relación, ni palabras malsonantes, ni
hechos concretos ni desavenencias por resolver. Simplemente hay distancia que puede confundirse con precaución,
razón de piel, incompatibilidad…
2. Cómo hablar de un problema del que desconozco su origen.
Las
partes implicadas esperan conocer qué ha hecho al otro acortar la cercanía de
antaño (partiendo siempre de la base de que es "el otro" el que se siente herido
sin razón aparente y muchas veces, de manera honesta, se desconocen los motivos).
3. Cómo hablar cuando la paranoia nubla la razón.
Cuando
uno se esfuerza en mantener la calma y aparentar normalidad, difícilmente puede
sentarse y poner fin a esa tempestad interna que lo está
arrasando todo.
Sólo
se sabe que hay que protegerse pero
no contra qué, por lo que la duda de ¿estaré vendo fantasmas? planea
constantemente en esos encuentros.
No
somos capaces de concretar, simplemente la relación se ha congelado, por múltiples
motivos. El que no los reconozcamos no quiere decir que no existan.
Ante
esta circunstancia ¿qué podemos reprochar sin recibir reproches?
Por eso, cuando aparece el conflicto
frozen, sobran las palabras, tal vez porque las debimos utilizar antes, mucho
antes de su aparición.
¿Qué opinas tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario