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Nuestro
temperamento determina en gran medida qué es lo que nos motiva y en qué somos
especialmente buenos (nuestras fortalezas). Joaquina Fernández del Instituto
Hune (http://institutohune.com) nos explica en esta píldora formativa cómo podemos
motivar a nuestros colaboradores teniendo en cuenta el “humor” que predomina en
su temperamento.
Visto así, gestionar un equipo se convierte
en un gran puzzle; para alcanzar el objetivo deseado tanto colectivo como
individual debemos buscar las piezas que encajen sin forzar, dando coherencia
al conjunto.
Bajo este enfoque lo deseable ante un
proyecto concreto es que pudiéramos asignar funciones y tareas a los miembros
de nuestro equipo teniendo en cuenta no sólo su posición en la organización,
sus competencias técnicas y experiencia, sino también las acciones para las que
tienen un talento especial.
Fernández nos propone analizar qué vemos en
cada uno de los miembros de ese equipo, qué rasgo es el que define su
temperamento, así:
En el grupo de los
extrovertidos (los que recargan las pilas relacionándose con los demás;
a los que les encantan los saraos, las reuniones, las fiestas, las charlas; los
que actúan rápidamente muchas veces antes incluso de pensar) encontraremos a
nuestros colaboradores con temperamento:
-
Sanguíneo (los happy
de la oficina, para los que es superimportante el buen rollo, las relaciones de
amistad). Qué les motiva: ser aceptados y
queridos por el resto, necesitan relacionarse continuamente con los demás,
hablar con ellos.
-
Coléricos (los
eficientes, los que consiguen las metas, los resultados aunque éstos no sean
perfectos). Estarán motivados si se reconoce que
las cosas se han conseguido por su actuación, que son brillantes, que sin ellos
el proyecto no hubiera salido adelante, que han sido rápidos, que son grandes
gestores del tiempo.
En el grupo de los
introvertidos (los que recuperan su energía a solas, refugiándose en su
interior, los que necesitan tiempo para madurar las ideas y los pasos a seguir)
encontraremos a los colaboradores con temperamento:
-
Flemático (los
tranquilos, los pacientes, los que buscan el consenso y llegan a acuerdos). Les motiva estudiar a fondo los asuntos y hacer las
cosas bien hechas, sin prisas.
-
Melancólicos (los
analíticos, los observadores, los que tienen que tener los asuntos controlados,
atados y evaluados especialmente los aspectos que pueden salir mal). Su mayor motivación es que les dejen tiempo para
analizar los pros y contras del proyecto y poder presentar resultados muy
solventes.
Así pues antes de encomendar la conducción
de una reunión, la visita a un cliente, la tarea meticulosa de analizar datos
para extraer proyecciones, el solicitar el pago atrasado de una factura… sería
estupendo poder elegir a aquel que hará su papel de manera “natural” consiguiendo
no sólo mejores resultados para el conjunto, sino haciendo que se sienta
especialmente válido y valioso para el resto del equipo y reduciendo su estrés.
¿Estas de acuerdo?
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