¿Quién
no se ha topado con un jefe de este tipo? El Jefe “Porque yo lo valgo” también conocido como “Porque lo digo yo y punto en boca” abunda en determinadas
Organizaciones, donde dar un golpe en la mesa aún se considera la Gran Cualidad
del Líder.
Se
podrían utilizar diferentes métodos -incluida la simple observación-, para
definir las características más “públicas” de cada personalidad y la elección
en este caso me lleva a preguntarte ¿conoces
el Eneagrama? Si tu respuesta es Si puedes saltarte la introducción; si
has contestado No, te sugiero que
leas el artículo de Pilar Feijoo http://www.isabelsalama.com/EneagramaFeijoo.pdf
que de una manera muy didáctica ayuda a adquirir una visión general de este sistema
de clasificación de los tipos de personalidad.
Bien,
el Jefe “Porque yo lo valgo”
pertenece al Eneatipo 8; se le ve y escucha a la legua; combativo, agresivo,
y reactivo; en su vertiente más insana esto es lo que muestran al mundo:
1.
Siempre metidos en “fregados”, en batallas más
o menos intensas; los conflictos les estimulan ya que son el terreno ideal para
demostrar al mundo su poder, lo mucho que saben, lo duro que han trabajado para
conseguir lo que tienen, y por supuesto dejando claro a todo aquel que quiera
retarles, que utilizarán cualquier medio para defenderse: la guerra siempre la
han de ganar ellos.
Todo ha de ser intenso,
“dar vidilla”, por eso cuando defienden sus puntos de vista lo hacen con mucha,
mucha pasión.
2.
Suelen tener un tono de voz potente que elevan cuando defienden
con vehemencia sus posturas (algo que sucede bastante a menudo); les cuesta escuchar a los demás, básicamente o bien
porque se centran en sus propias opiniones que al fin y al cabo son las que
pondrán en marcha o bien porque tras escucharte incorporarán a su discurso la
información que les has facilitado; es más, llegarás a escucharles argumentar
tus propias ideas explicándote cómo han llegado ellos solitos a una magnífica
solución; tú “fliparás”.
3.
Lo que más les motiva es dejar su sello, su
marca de agua personal en el entorno y delimitar su
territorio. Tremendamente individualistas prefieren trabajar solos y
desde luego no comparten la gloria ni los éxitos con nadie.
4.
No les molesta tomar decisiones, aunque sean
difíciles, y una vez adoptadas no se apearán del burro aunque éste les conduzca
directamente al precipicio.
5.
Muy directos, francos y sinceros, no se andan
con chiquitas. También tiene su
corazoncito: muchos de ellos defenderán a sus equipos con uñas y dientes frente
agresiones externas; si han de dar su palabra, la cumplirán. El honor es importante,
aunque a veces les pese (¡algo bueno tenían que tener!).
6.
Tremendamente competitivos. Trabajan a su ritmo que no tiene por qué coincidir con el del
resto del mundo; eso sí, cuando se pongan a ello ya se encargarán de que les
sigas; debes saber que como en el bolero esperan, es más, te exigen que “si ellos te dicen ven, tú lo dejes todo”;
no les cuentes dificultades personales, en esos momentos simplemente no le
importarán.
Primero
intentarán persuadirte y si no lo consiguen o presentas más resistencia de la
que ellos toleran (poquita la verdad) no se despeinarán al utilizar métodos más
agresivos.
7.
Si dan una orden (cosa bastante normal ya que
se pasan el día haciéndolo de manera más o menos sutil) desean que ésta se cumpla inmediatamente y
sin rechistar. Si quieres encenderles solo tienes que pronunciar las
palabras mágicas “bien pero ¿no podríamos
evaluar….?”, seguro que te mirará, se le llenará la vena a lo María Patiño
y te contestará algo parecido a “vamos a
ver…” que es su manera de decirte “cierra
la boca; esto se hace así y punto”. Si sigues por ese camino te puedes
encontrar con alguno de sus ultimatums (le encantan del tipo de “si no te gusta, ahí tienes la puerta”).
Eso
sí, si discutes con ellos hazlo de manera firme defendiendo un punto de vista
sólido; de hacerlo puede que incluso comiencen a respetarte.
8.
No soportan cometer un error y mucho menos asumirlo;
ten claro que si se equivocan nunca lo reconocerán, no darán marcha atrás ni
suavizarán la situación; para ellos hacerlo sería una muestra de debilidad.
Mirarán a su alrededor buscando a la personilla que sí o sí se “comerá el
marrón”.
Curiosamente
pueden pasar por alto un gran fallo y detenerse en equivocaciones mínimas casi
ridículas que les llegan a sacar de quicio. La culpa de todo, absolutamente
todo está en el exterior y por tanto los demás son
siempre la fuente inagotable de sus problemas (la verdad es que de
autocrítica andan más bien justitos por no decir que carecen de ella). Aún así
no les mientas, si te descubren estarás perdido. A este tipo de Jefe hay que
mantenerlo permanentemente informado y de haberlas, no ocultarle las malas
noticias.
9.
Cuando están sometidos a mucho estrés, pueden
convertirse en seres muy desagradables, agresivos,
cortantes y autoritarios. En esos momentos es cuando lanzan al mundo su
lema “atrévete conmigo”.
Bien,
esto es lo que vemos y sufrimos, ¡que no es poco!, pero intentemos entender el
motivo de este comportamiento de “matón”:
Según
el Eneagrama “Mr /Mrs Punto en boca”, posiblemente en la etapa infantil se
sintió de alguna manera traicionado y/o rechazado por su entorno (familiar,
social, educativo) o bien creció en un ambiente amenazante donde los fuertes
ganaban; interiorizó -por sufrirlo en sus propias carnes -que en esta vida “no está bien ser vulnerable”; si eres débil
y los demás se dan cuenta, podrán controlarte, podrán reirse de ti, podrán
hacerte daño; si mantienes el control y eres tú el que pone e impone las reglas
nadie te sorprenderá desprevenido; aprendió que los tipos duros son los que
vencen y que debía protegerse frente a cualquier agresión exterior, que era
necesario atacar antes de ser atacados. Comenzó a lanzar su grito de guerra, el
famoso “atrévete conmigo” hace
demasiados años, tanto que seguramente ya se olvidó de lo que le motivó a
hacerlo.
Para
trabajar con el/ella debes ser paciente y sumiso (si no tienes estas cualidades
lo vas a llevar realmente “crudo”); no tiendas pulsos, seguramente los perderás
todos y saldrás magullad@; intenta ganarte su confianza (es difícil y requiere
tiempo); respétale pero haz que te respete; defiende tus proyectos y resultados
firmemente, mirándole a los ojos y transmitiendo solvencia y honestidad.
Un
último consejo: si no quieres caer en
desgracia, escúchale, pon cara de interesado cuando te cuente por enésima vez
sus batallitas, acompaña la escucha con frase del tipo “increíble, no sé cómo pudiste hacerlo” y jamás, jamás les mientas,
llevan incorporado un GPS para detectar las mentirijillas (lo considerarán
deslealtad) pillarte en un renuncio puede hacer saltar por los aires el trabajo
de toda una vida.