¿Cuántas
veces nos sorprende la “circulación” de mensajes y la distorsión de los mismos dentro
de nuestros equipos de trabajo?
Es
el poder de la comunicación informal; importante
conocerla y sin duda intentar “aprovecharla”; entre las herramientas que
podemos utilizar para una primera aproximación, existe una bastante efectiva y
muy sencilla que casi todos conocemos y que muy pocos utilizamos: el análisis
de redes o sociograma de nuestros equipos.
Las
redes son unidades de información conectadas unas con otras que existen en
todas las organizaciones por las relaciones que se establecen entre los
miembros que las integran y que son emisores y receptores de mensajes. Conocer
el número de redes que están establecidas y existen en nuestra organización nos
puede ayudar a “segmentar” nuestro público objetivo a la hora de definir y
lanzar un mensaje y determinar qué flujo y/o canal de comunicación debemos utilizar
por ser el más efectivo.
¿En
qué consiste este método?
1º) ANALIZAR LAS RELACIONES
QUE SE ESTABLECEN EN NUESTRO EQUIPO.
Este
sistema se centra principalmente en lo empíricamente observable; así conoceréis
los contactos que establecen los miembros entre sí, cuales son sus preferencias
a la hora de relacionarse, detectar los líderes sociométricos (canalizadores de
las preferencias del grupo) y los aislamientos sociológicos, las conexiones
dentro del grupo y cómo son las relaciones dentro del mismo.
En
vuestras observaciones es importante que anotéis para después plasmar
gráficamente quien se comunica con quien, con qué frecuencia y cómo es la
comunicación, bidireccional o unidireccional.
2º) CONOCER LOS “TIPOS” DE
TRABAJADORES QUE TENEMOS EN ESE EQUIPO.
Ø
Son los
típicos empleados que conocen todos los mensajes y rumores de la organización,
los recogen y los hacen circular tanto entre los miembros del grupo al que
pertenecen como entre el resto de los que no forman parte.
Ø
Es
necesario reducir la sobrecarga de información que les llega porque pueden
distorsionarla con facilidad (efecto teléfono escacharrado), pero sin duda hay
que contar con ellos si queremos que nuestro mensaje circule dentro del equipo,
eso sí, controlando mucho su contenido para evitar su “manipulación”.
Los
Intermediarios:
Estos
empleados se comportan de manera diferente con su grupo de pertenencia que con
el resto:
Ø
Ante su
grupo se presentan como la típica persona que tiene “información privilegiada”
que les transmite sólo a ellos porque son los “elegidos”.
Ø
Si no
pertenecen a un grupo, aunque pueden “pasar información” ésta no suele ser
completa, informan de lo que quieren y cómo quieren.
A
este tipo de empleados les gusta jugar con “su poder” dentro del grupo: “si quieres conocer lo que pasa realmente
debes merecer formar parte del grupo de los “elegidos”. Es importante saber
que suelen ser veraces en la transmisión de información, pero sólo con los que
forman parte de su “clan”.
Los
Líderes de opinión:
Ø
Tienen
la habilidad de influir informalmente en otros.
Ø
Determinan
cómo, dónde y cuándo dan la información o transmiten el mensaje.
Ø
Pueden
causar problemas ya que los mensajes fluyen por un canal informal de manera
demasiado frecuente y al tener poder sobre el resto del grupo, los miembros
creen a pies juntillas todo lo que el líder dice, sea o no cierto.
Ø
A
priori pueden ser importantes para garantizar el flujo de información, pero
debemos tener en cuenta que a diferencia de los intermediarios, en estos casos
no es inusual que superpongan su propio mensaje al mensaje oficial.
Los
Cosmopolitas:
Ø
Son
miembros que conocen muy bien la Organización a la que pertenecen, están alineados
con los objetivos estratégicos de la misma, por lo que son piezas claves que
ayudan a gestar y consolidar cambios.
Ø
Tienen
una gran capacidad de comunicación y transmiten siempre de manera veraz los
mensajes.
COMPARTIENDO UN CASO PRÁCTICO.
Hace
unos años hice este análisis con uno de los equipos de trabajo que integraban
el Departamento de Recursos Humanos del que yo era responsable; este equipo era
el encargado de poner en marcha un nuevo proyecto; detecté que poco a poco una
parte del equipo no cumplía con las tareas que tenían encomendadas y que eran
coordinadas por uno de sus miembros (B); quería saber qué estaba pasando
realmente ya que en las reuniones de seguimiento no afloraba, y para ello puse
en práctica el sistema de análisis de redes: observé y anoté durante varias
semanas cómo se relacionaban entre ellos y pude “dibujar” su sociograma.
Ø
Subgrupo
1 formado por los empleados: A, B y C, quienes se interrelacionaban bidireccionalmente entre ellos.
Ø
Subgrupo
2 formado por los empleados: E y F. Estos empleados se relacionaban
unidireccionalmente con B, pero B no se relacionaba con ellos produciéndose el
llamado Efecto Halo.
Ø
Existía un líder informal, el empleado B, con lo que a
priori su elección como coordinador del proyecto había sido acertada, y por
otra a D totalmente aislado del grupo (tan sólo se relacionaba
unidireccionalmente con E).
Ø
El
“problema” de B es que tenía perfil de Intermediario y por lo tanto mantenía
“muy informados” a A y C. Por su función dentro del equipo, era imprescindible que esa información
también llegara al resto de miembros, cosa que no sucedía.
Ø
Por otra
parte D estaba aislado pero era claramente Cosmopolita, muy involucrado en los
objetivos de Departamento, técnicamente muy valioso para el proyecto.
Ø
Me
gustase o no E era “nuestro portero”.
¿Qué
hice?
Ø Los
e_mails a todos los miembros no eran efectivos, ya que se hacían
interpretaciones subjetivas, por ello incorporé más mensajes escritos en las reuniones de seguimiento y que eran
discutidos por todos los integrantes del equipo.
Ø
Potencié
la figura de D al que suministraba la misma información adicional que manejaba
B y que era necesaria para la evolución del proyecto; así a través de la
relación que D mantenía con E (portero) conseguí que determinados mensajes,
importantes para la operativa, llegaran a todo el equipo; además por esa
relación pude conocer las reacciones que a nivel informal se producían dentro
del equipo e introducir correcciones, puntualizaciones y aclaraciones en las
reuniones grupales.
¿Qué
conseguí?
Obviamente
no eliminé los mensajes informales, con ellos hay que aprender a vivir y además
no era el objeto de este análisis, pero sí alcancé el resultado esperado: que
todos los miembros del equipo dispusieran de la información que necesitaban
para hacer su trabajo mejorando los resultados.
Imagen: Pixabay
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