¡Pero
qué majo es mi Jefe!, siempre dispuesto
a escucharme, a echarme una mano, a resolverme cualquier problema… me
comprende, comparte su tiempo conmigo, es sensible a mis necesidades. ¡Qué
suerte he tenido!
Si
su Jefe está situado en la franja insana (de la
que se ocupa este post), pregúntale dos años más tarde…
¿Qué es lo que vemos?
El
altruismo aparente queda desdibujado cuando rascas un poquito; necesita que
tengas esa opinión de él para atraparte en su red; entiende la vida como una
cadena de favores, y aunque no lo explicite, espera que en algún momento
también tú saldes las deudas contraídas ayudándole
en aquello que te pueda pedir, sea lo que sea y estés o no de acuerdo. Y tú que
pensabas que te los “regalaba” si no los devuelves le decepcionarás
profundamente.
2. Necesitan ser el centro de
atención. Son “el muerto en el
entierro, la novia en la boda y el niño en el bautizo”. Su agenda diariamente estará
cargadita de reuniones – fijadas e improvisadas-, comidas, actividades
deportivas… de la mañana a la noche al servicio de los demás –especialmente disponibles
para los que ostentan el poder-.
3.
Aspiran a ser un Seven Eleven:
resolverán cualquier tema a cualquier hora, sea o no de su ámbito competencial;
les obsesiona estar permanentemente localizados,
reparten su número de teléfono como si de rosquillas se tratase.
Mientras
estéis reunidos, su móvil no parará de sonar, interrumpirá la reunión varias
veces para leer los mensajes y correos electrónicos que le lleguen; es más, si recibe alguno de
alguien importante en la empresa, diciendo por ejemplo que quiere fijar una
cita, soltará el móvil, suspirará y os
dirá “madre mía,
de verdad que lo siento, tenemos que dejarlo aquí; el Director acaba de enviarme
un mensaje, quiere verme ahora mismo; seguro que ha surgido un problema y
necesita resolverlo conmigo”
saldrá por la puerta como alma que lleva el diablo y os dejará
plantados.
No
les pidas que sigan un orden del día en las reuniones o que planifiquen y resuelvan
metódicamente los asuntos pendientes de su equipo. Funcionan mucho con el “aquí
te pillo, aquí te mato”. Sacar brillo a la casa de los demás es más importante
que quitar las telarañas de la suya
4. Les encanta pastelear, andar de aquí para allá regalando favores e intentando con ello
construir la imagen de Tótem que debe ser adorado por los círculos más
selectos. Para ser felices no les basta con buscar y encontrar la complicidad
de esos círculos sociales VIP’s, el resto del mundo ha de conocerlo.
5. Gacetas
informativas. Si quieres saber qué es lo que se cuece en tu empresa,
pregúntales y con poco esfuerzo te enterarás. Serán más o menos explícitos en
función de su nivel insano: desde el que cuenta con pelos y señales todo lo
suyo y lo ajeno, hasta el que suelta frases codificadas sólo para abonados. Si
quieres mantener tu intimidad a salvo, ni se te ocurra hacerle partícipe de
ella, aunque sólo sean pinceladas…construirá un lienzo y lo expondrá.
5. Quejicas. Si buena parte del día la pasan haciendo
cosas por y para otros, el resto lo dedican a quejarse de lo poco que reciben,
de lo injusta que es la gente, del nulo
valor que dan a sus esfuerzos…Le deben mucho y son unos ingratos, ¡que lo
sepas!
6. Tremendamente celosos. Si te consideran importante por el motivo
que sea: tus conocimientos, tus relaciones dentro del equipo… debes saber que
no dejará, bajo ningún concepto, que te relaciones fuera del círculo que
controla con el fin de controlarte a ti: deberás tomar el café con el/ella
cuando el/ella quiera, informarle de cada movimiento, justificar cada llamada;
si eres de los que te gusta ir por libre, lo vas a tener francamente difícil.
8. Gestiona el equipo como al resto
de personas en su vida: “hoy por ti,
mañana por mí”. Sus criterios
nunca serán claros, ni iguales para todos sus colaboradores, lanzando
constantemente el mensaje: “si te portas bien conmigo, tendrás tu recompensa”,
como si de azucarillos se tratase. Penoso.
9. En situaciones de
estrés se vuelven más enérgicos, agresivos, implacables y controladores. Darán órdenes
incuestionables, no permitirán que levantes la cabeza del teclado mientras
ellos mariposean. Son en estas situaciones en las que pedirá que saldes todas
tus deudas… el mejor momento para decir no ¿verdad?
Según el
Eneagrama… ¿Por qué actúan así? Lo que no vemos
En
la infancia, por el motivo que fuere,
interiorizaron que si querían conseguir la atención y el amor de su entorno
familiar y social, debían ser niños sumisos, dóciles, que ayudaban en las
tareas domésticas, en el cole, a los vecinos; siempre pendientes de lo que el resto del
mundo quisiera dejando de lado sus propias necesidades, tan de lado que ahora
no las encuentran.
Su
miedo básico es no ser queridos ni aceptados; para contrarrestarlo en vez de
proyectar lo que realmente son, adoptan una personalidad camaleónica, mutable,
lo que les genera una gran inseguridad. Y es precisamente esa inseguridad la que
intentan maquillar con grandes capas de conocimiento, actitudes y sobre todo
espíritu de ayuda, diciéndose a sí mismos “pero vamos a ver, ¿quién es incapaz de querer a una persona
que te resuelve la vida?”
Llevan
tanto tiempo siendo lo que los demás quieren que sean y buscando ser necesitados,
que muchos se han perdido en el viaje, ya que para hallar la seguridad han
elegido el camino más difícil.
No
puedes gustarle a todo el mundo. Siempre defraudarás. Si das esperando recibir en
la justa medida, seguro que tus expectativas no se verán cumplidas y acarrearás
grandes toneladas de frustración.
Pero
ellos… simplemente no lo aceptan, no saben cómo hacerlo.